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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Mirobrigenses ilustres: CELSO LAGAR ARROYO

Nació en Ciudad Rodrigo el 4 de febrero de 1891. Lo hizo en la casa que sus padres, Gumersindo Lagar y Braulia Arroyo Ribón,  poseían en la Puerta de Santiago, 23, donde su padre también poseía un pequeño y modesto taller de ebanistería. Celso fue el segundo hijo de al menos siete hermanos del primer matrimonio de su padre: Joaquín (1889); Ángel (1892), que fue militar, llegando en la escala de oficiales al grado de Capitán; Manuel (1894), quien siguió los pasos artísticos de su hermano Celso  [1];  Isabel (1898); Santiago (1899); Julián (1901). De todos ellos, en 1911 solo habían sobrevivido cinco. El 26 de junio de 1902, cuando Celso contaba con tan solo 11 años falleció Braulia [2] , su madre y tan solo medio año después, el 10 de enero del año siguiente, su padre de casó de nuevo. Lo hizo con María Arroyo Ribón, su tía [3] . De este matrimonio nació Braulio (1904) y al año siguiente Elena Lagar Arroyo (1905), quien también padeció problemas psiquiátricos [4] .  Celso comenzó sus p

El palacio de la marquesa de Cartago

A pesar de ser relativamente moderno, cuenta con numerosas anécdotas y es, sin duda, uno de los que más destacan por su belleza.  Su promotora fue Concepción Narváez y del Águila, marquesa de Cartago y descendiente por parte materna del marqués de Espeja, en quien habían recaído unas casas pertenecientes al mayorazgo de Corbalán que se ubicaban en este mismo solar. El título de marquesa de Cartago le fue concedido el 29 de enero de 1894 por la reina regente, doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, en nombre de su hijo, el rey Alfonso XIII, que en ese momento era aún menor de edad. Según el acta correspondiente a la sesión municipal del 8 de julio de 1899, la marquesa de Cartago, a través de su representante Pedro Dorado, solicita la venta de unos metros de vía pública al Ayuntamiento.  El fin era añadirlos a los terrenos que ya poseía en la Plaza de San Salvador y en la antigua calle de los Canónigos - hoy llamada de San Vicente - con el fin de lograr una línea recta para una nueva

Historia de la Casa de Santa Cruz y Santa Elena (en Lista Roja del Patrimonio)

El 28 de julio de este año se añadía otro edificio mirobrigense a la lista Roja del Patrimonio, se trata de la casa de la Cofradía de Santa Cruz y Santa Elena, ubicada en la calle Estacadilla, junto a la muralla de la ciudad. Esta lista recoge aquellos elementos del Patrimonio cultural español que están en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. Añadiéndolos, se pretende darlos a conocer en un intento de protección parar lograr su restauración o consolidación.  Este artículo, es mi granito de arena para dar a conocer su historia.  La casa toma el nombre de la antigua ermita de Santa Cruz y Santa Elena, la cual se ubicó en este mismo lugar. En dicha ermita, que contaba con capellán y cofradía propios, se veneraba con gran devoción la imagen de Santa Elena, cuya festividad se celebraba cada año [1] . Vista del jardín, dominado por la maleza En la segunda mitad del siglo XVI, con el propósito de evitar, o al menos reducir, la gran cantidad de abandonos e

Mirobrigenses ilustres: el Padre Linares

 Corría el primer cuarto del siglo XVI cuando, e n el convento de San Francisco de Ciudad Rodrigo, tomó los hábitos fray Antonio de Linares, a quien Cabañas se refiere como fray Pedro [1] . Este religioso  ejerció como sacerdote predicador y maestro de novicios, oficio que ocupó en dicho convento durante más de cuarenta años. El religioso, tal y como marcaba el blasón más significativo de la regla franciscana que profesaba, vivía en una absoluta pobreza. Sus únicas posesiones no eran más que su simple hábito de San Francisco, el cual portaba cilicios [2] , las disciplinas  [3] , el breviario, un rosario y la regla franciscana.  Cilicio medieval A pesar de ser predicador, no poseía libro alguno en propiedad, usando tan solo los de la librería común del convento mirobrigense. Su cama consistía en una simple tabla o corcha provista de una pobre manta. No fue hasta la vejez y estando enfermo, cuando le añadió una piel de carnero y, en algunos momentos de gran necesidad, una almohada de fa