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La Casa de los Ybarra

En el esplendor del siglo XVI, la casa de la que trata este artículo fue el hogar de ilustres personalidades de la ciudad. El cabildo Lope de Lugones, el notario de la audiencia episcopal Pablo Prego y Pacheco de la Puebla, que fue tío de Gracia, la esposa del célebre escritor Feliciano de Silva, vivieron entre sus muros y respiraron su aire histórico.

Pero la historia de la casa está enmarcada por la sucesión de sus dueños. Fue pasando de mano en mano, y cada uno de sus moradores le fue aportando una historia única y emocionante a sus memoria. Tras el fallecimiento de Pacheco de la Puebla, su viuda declaró la casa libre de vínculo en su testamento y la legó en herencia a su hermana. Esta, a su vez, se la dejó a su amiga Ana García del Águila, desatando un conflicto que envolvió a la propiedad en una batalla legal.


En 1683, don Antonio Gómez de Silva y Guiral, regidor del ayuntamiento, cuestionó la donación alegando que la casa estaba vinculada a su mayorazgo. Finalmente, la edificación cambió de manos varias veces hasta que en 1750, su propietario Francisco Serrano la arrendó a un vecino de Peñaranda.

Pero la casa aún tenía muchas historias por vivir, y 20 años después, el convento de Sancti Spíritus se hizo con la propiedad y la reconstruyó a petición de las religiosas, quienes buscaban cambiar el solar de una casa que poseían en la calle Magdalena. Tras la reforma, la casa se adaptó a los nuevos tiempos, pero seguía siendo un lugar lleno de historias y una muestra de la memoria de la ciudad y de sus habitantes.

Durante los turbulentos años de la Guerra de la Independencia, en el año 1808, las monjas abandonaron su convento en busca de un refugio seguro en el interior del recinto amurallado. Su destino las llevó a esta casa, que desafortunadamente sufrió graves daños en medio de la contienda. No obstante, las religiosas encontraron refugio tras sus muros, y tras ellos pasaron días y noches en medio del caos y la incertidumbre que azotaba España.


El devenir del tiempo marcó un cambio en el destino de la casa, que vio pasar por sus paredes otra nueva parte de su historia que empezó a escribirse en el siglo XIX. Fue entonces cuando la propiedad recayó en manos de Aniceto Ybarra, un hombre que no temía enfrentarse a los retos y en el año 1848, también compró la casa accesoria, que, al igual que esta, se encontraba prácticamente en ruinas a causa de la pasada guerra. Pese a los desafíos que supuso su restauración, no se detuvo hasta dejarla en pie, en un acto de tesón y determinación que habría de convertir la casa en una marca distintiva de su legado.

A día de hoy, el nombre de los Yabarra sigue flotando en el aire como un eco del pasado. Las iniciales "NY" grabadas en los cristales del mirador de la casa son la huella de una época en la que la muestra de grandeza y poder eran valores incuestionables.

A través del siglo XX, la casa de los Ybarra tuvo muchos moradores, pero ninguno fue más notable que don Manuel Sánchez Arjona, apodado por los mirobrigenses el Buen Alcalde, y su esposa, María de la Salud Bernaldo de Quirós, más conocida como Eca, diminutivo de Muñeca, quien, en 1928, se convirtió en la primera mujer española en conseguir el título de piloto civil.

Mientras se restauraba la Casa de los Vázquez, la joven pareja habitó la casa de los Ybarra, preservando su rica historia y protegiendo su encanto con elegancia. Los antiguos muros de la casa continuaban siendo testigos de la historia de la ciudad.

En la actualidad, el paso del tiempo se hace evidente en cada uno de los rincones de la casa de los Yabarra. Las ventanas, una vez exquisitamente ornamentadas, ahora lucen deslustradas y cansadas, testigos mudos de la historia que poco a poco se desvanece con el paso de los años y el abandono.

El piso inferior que da a la calle Almendro, antes resonante con los pasos apresurados de las religiosas de Sancti Spíritus y los retos valientes de don Aniceto Ybarra, se ha transformado significativamente en tiempos más recientes, cuando un establecimiento hostelero ocupó el espacio, y esa parte de la casa fue completamente alterada.

Sin embargo, a pesar de los cambios y transformaciones, el espíritu del edificio permanece vivo y palpable. Como si las paredes mismas se negaran a ser olvidadas por completo, la casa sigue siendo un testigo silencioso de los tiempos pasados, una reliquia que nos recuerda a todos el valor del legado histórico de la ciudad.

Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de atención han convertido lo que una vez fue un símbolo de riqueza y opulencia en una sombra de su antiguo esplendor. La Casa de los Ybarra el pasado 25 de noviembre fue incluida en la Lista Roja de Patrimonio, un triste reconocimiento que la sitúa en una situación delicada.

La casa de los Ybarra, que alguna vez estuvo llena de vida, ahora es un espacio vacío y sin alma. Sus muros, que alguna vez resonaron con las risas y las voces de sus ilustres moradores, ahora están cubiertos de telarañas y polvo. La casa, que alguna vez fue un orgullo para la ciudad, ahora es un recordatorio doloroso de su falta de atención y abandono.

Comentarios

  1. No tienes ni idea de la historia de la casa vaya por que mi familia a vivirlo ahí más de 100 años y no somos Ybarra jajajajaj inútil!!!

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    Respuestas
    1. Tienes razón, Me he centrado más en la historia antigua de la casa, que en la moderna. Obviamente no he mencionado a todos sus propietarios o moradores desde el siglo XVI hasta hoy, ya que sería un post interminable, solamente he añadido los que a mí, personalmente, me han parecido más interesantes. No obstante, Lancera de Don Julian es un simple blog personal, teninvto a qué si lo deseas te crees uno, es gratis, y escribas sobre lo que desees. 🙂Un saludo

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    2. Cómo lector, veo que el post habla de los propietarios que ayudaron a reconstruir y conservar la casa a lo largo de sus siglos de historia, imagino que por respeto no se me ciona a los últimos, que dejaron que se viera en ruinas, por lo que ha Sido incluida en la lista roja de Patrimonio. De todas formas, lo que Pedro dice de Juan, dice más de Pedro que de Juan.

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  2. Pues aporta, en vez de insultar. Parece mentira que tu familia haya vivido en tan señorial casa y demuestres esa falta de educación y de respeto. Menudo “inútil” estás tú hecho. En fin…… a palabras de un necio….

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  3. Es posible criticar sin insultar, que no haya mencionado a su familia no significa que no sepa la historia de la casa,demostrado está, igual es que los últimos propietarios el único mérito que tienen es el estado en el que se encuentra ahora.

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