Se trata de la capilla ubicada en la esquina nororiental del claustro, contigua a la del Crucifijo. Antiguamente se conocía como Capilla de Alonso Rodríguez, nombre del canónigo que la edificó a su costa en el año 1562.
En el acta capitular del cabildo del día 9 de noviembre de 1562, queda reflejado que el canónigo pidió lugar y suelo en el claustro catedralicio para edificar una capilla de cantería que tenga 13 pies de hueco en cuadro.
Vista parcial y altarde la capilla |
portada de acceso |
El canónigo, que falleció en 1580, está enterrado en el pie del altar, que estuvo dedicado al apóstol Santiago, como así lo expresa el letrero grabado sobre la losa sepulcral. Según el historiador Antonio Cabañas, en la antigüedad la capilla contó con tres altares y en ellos se celebraba misa la mayoría de los días. Vista de la sacristía
El canónigo también dotó la capilla con la Congregación de Capellanes en las primeras vísperas y con una misa el día de San Jerónimo en memoria de la advocación de la capilla. Cuenta con su propia sacristía abierta en la parte del Evangelio, que conserva aún la fuente o lavatorio en la que el sacerdote se lavaba las manos antes de celebrar la misa.
lavatorio de la sacristía |
Hoy, esta capilla se encuentra bajo el terraplén de la muralla y durante muchos años fue olvidada y utilizada como depósito provisional de los cadáveres de canónigos y beneficiados y posteriormente de trastos y objetos en desuso, hasta que fue intervenida en 2019. Desde entonces, su puerta de acceso, la original de la capilla, se encuentra abierta para que todos los visitantes de la catedral puedan acceder a ella.
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