En la antigüedad coexistieron dos tipos de instalaciones balnearias: las termas, o grandes baños públicos, y los balnea, instalaciones privadas de dimensiones considerablemente menores que las termas.
En Occidente, a partir de los siglos V y VI solamente consta la existencia de los balnea, normalmente asociados a las élites eclesiásticas. En la península ibérica parece haberse producido una ruptura entre la tradición termal de la Antigüedad y la Edad Media. Los baños más antiguos que se conocen en la España cristiana los mandó edificar Alfonso III a comienzos del siglo X en la ciudad de Zamora, seguramente inspirados en en los modelos islámicos, pues fueron construidos por mozárabes procedentes de Toledo.
Durante el siglo XII, los monarcas cristianos levantaron numerosos baños públicos en las ciudades que fundaban en la mitad norte peninsular, que con frecuencia eran cedidos a los concejos o a la iglesia, pues estos establecimientos constituían una sólida fuente de ingresos para la corona. Hay constancia de ellos en Sangüesa, Estella, San Sebastián, Alba de Tormes, Plasencia, Soria y Ciudad Rodrigo.
Baños de María Padilla - Real Alcázar de Sevilla |
A partir de mediados del siglo XV se comienzan a encontrar testimonios en contra del uso de los balnearios. En el retrato que el obispo Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404 - 1470) hace del monarca Enrique IV explica que el rey era "humano, piadoso, manso, templado en el comer: sobrio en el beber, enemigo de baños, despreciador de afeminados que solo piensan en lavarse y teñirse y rizarse el cabello". Se empezó a asociar el uso de los baños con las derrotas en las batallas, por causar blandura, flojera y desidia para la lucha a los hombres.
Durante la misma centuria el uso de baños públicos comienza a ser indicativo de las diferencias entre moriscos y cristianos viejos. Es por ello que tras las primeras revueltas granadinas fueron prohibidos. Prohibición que provocó numerosas protestas. Sánchez Cabañas aludiendo a palabras de Fray Prudencio Sandoval sobre el conde don Rodrigo González afirma que los baños de Ciudad Rodrigo fueron mandados destruir por el rey don Alonso VI tras la derrota del bando cristiano en una batalla contra los moros:
"en la batalla dada en la Mancha junto al pueblo de la Roda, contra los moros, por supuesto, y en la cual que fue muy sangrienta, salieron vencidos los nuestros; y atribuyéndolo en mismo rey don Alonso a la molicie de los baños que usaban los cristianos en aquel tiempo, los mandó destruir en todas partes, y de consiguiente en Ciudad Rodrigo, donde los tomaban sin necesidad de ir al río, viéndose hoy ruinas de ellos en la huerta de San Albin, que es de don Diego de Carabeo, y la calle de la Salud, en que estaban, se llamaba entonces por ellos, calle de los Baños" [3].
Hernández Vegas asegura que, según referencias verbales, en 1389 aún se podía penetrar en la "hermosa galería subterránea, sólidamente abovedada", que formaba los baños abovedados de San Albín.
En obras antiguas llevadas a cabo en la zona del actual Mercado de Abastos dicen que han aparecido restos de estos baños [4].
[1] NAVARRO PALAZÓN, Julio y JIMÉNEZ CASTILLO, Pedro "Arqueología del baño andalusí; Nota para su comprensión y estudio".
[2] HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo. "Ciudad Rodrigo, la Catedral y la Ciudad" Tomo I.
[3] SÁNCHEZ CABAÑAS, Antonio "Historia de la M. N. Y M. L. Ciudad de Ciudad Rodrigo"
[4] "Listado individualizado de Lugares Arqueológicos" "Relación de iglesias, conventos y otros edificios desaparecidos"
Comentarios
Publicar un comentario