Tríptico que estuvo expuesto en el Museo Regional |
Hasta ese momento, el castillo había sido utilizado como almacén de paja y lugar de cerramiento del ganado, por lo que se encontraba en un estado lamentable, nido de murciélagos y refugio de ratas y lagartos. El museo utilizaría únicamente los locales bajos del edificio que, en su día, debieron ser domicilio del gobernador. Tras las obras de acondicionamiento, donde antes había un almacén medio derruido, se construyó un gran salón dividido en cuatro compartimentos dotados de grandes vitrinas empotradas a la pared, en las que se expondrían los objetos reunidos por el Patronato. Los techos, fueron completamente restaurados, con bovedillas y viguerías de madera al descubierto. Se abrieron ventanas en la parte alta para dar claridad a todo el salón. En el suelo se colocó una pavimentación de ladrillo rojo que combinaba con cerámica del mismo color.
En un salón perpendicular a este, se crearon dos habitaciones, una contaba con una gran chimenea de piedra. En ellas se pensaba instalar una gran biblioteca pública y un despacho o salón de lectura. Frente a ellas, a mano izquierda según se accedía al patio del castillo, se habilitó la vivienda del conserje. También se restauraron numerosas almenas que antes estaban tapadas o destruidas y arreglado un ruinoso muro de la parte alta del castillo en el que se construyeron unas almenas que anteriormente no tenía [7].
El Museo Regional fue inaugurado el 26 de mayo de 1929 [8]. Se eligió esta fecha, a pesar de no estar aún terminadas las obras, para hacerla coincidir con los días previos a la feria de Mayo, en la que el Buen Alcalde había creado ese año un concurso de ganado [9] que se celebraría en el paseo de la Florida. De esta forma, los numerosos visitantes que acudirían a la ciudad esos días podrían admirar las piezas expuestas [10]. La mayoría de objetos provenían de aportaciones particulares, unas dejadas en depósito y otras cedidas sin condiciones. Había algunos cuadros de firma, entre ellos un Zurbarán, propiedad de Sánchez Arjona, y un Rivera.
En el mes de agosto de ese mismo año, entró a formar parte del patronato la primera mujer miembro, doña Caridad Aparicio, viuda de López. A esas alturas, durante los poco más de dos meses que llevaba abierto el museo, se habían recaudado 400 pesetas de las entradas [11].
Logrado el difícil propósito de creación del museo y el acondicionamiento del viejo castillo, otro de los ambiciosos proyectos que el inquieto alcalde tenía para engrandecer la ciudad era el de dotarla de un hotel de primer orden que retuviera al turista en lugar de hacerle salir huyendo. Don Manuel estaba convencido de que la ciudad poseía suficientes tesoros como para convertirse en un centro turístico de importancia. Para ello, se barajaron varios lugares, entre ellos, la ya desaparecida parroquia de San Isidoro, que en ese momento era utilizada como panera, situada en la Puerta del Conde. El lugar fue visitado en marzo de 1927 por don Manuel Sánchez Arjona, en compañía del teniente alcalde, don Joaquín Jiménez, y del señor Peypof, gerente de la Compañía Nacional de Industrias y del Turismo. Los tres caballeros coincidían en que dicho edificio reunía las condiciones para construir en él un gran Hotel de dos plantas y planta baja, en el que se podrían habilitar 26 habitaciones. Llegaron incluso a concretar la compra-venta del inmueble con Serafín Tella, propietario del edificio [12].
Sin embargo, desconociendo el motivo por el que el proyecto no llegó a materializarse, aunque suponiendo que debido a las dificultades económicas, el Buen Alcalde continuó en su empeño de dotar a Miróbriga de un hotel de categoría. El 1 de Enero de 1929, El Adelanto publicaba que don Manuel Sánchez Arjona había viajado a Madrid para gestionar con el Patronato Nacional de Turismo - en adelante PNT - la creación de un Hotel en Ciudad Rodrigo [13]. En el mes de mayo de ese mismo año, a punto de inaugurarse el Museo Regional, es cuando localizo la primera referencia a instalar el ansiado Hotel en el alcázar, compartiendo así edificio con el museo [14].
Unos meses después, el 5 de octubre, en Consejo de Ministros se acuerda la cesión del alcázar al ayuntamiento de Ciudad Rodrigo para que lo utilice como Museo y como Hospedería para turistas [15].
Aún a falta de ultimar muchos detalles [16], el 29 de septiembre de ese mismo año, a las seis de la tarde, se realiza la bendición de la nueva Hospedería por parte del obispo mirobrigense, don Manuel López Arana, quien tras pronunciar las oportunas oraciones, bendijo el comedor, el salón de tertulias y las habitaciones. Una vez terminado el acto religioso, todos los invitados fueron obsequiados con un té [17].
Sin embargo, poco después, la asociación de la prensa de Salamanca, en colaboración con don Manuel Sánchez Arjona y la prensa local, decidió organizar una gran fiesta inaugural, la fiesta de la Prensa. Con ella, la prensa salmantina quería celebrar el gran impulso que el Buen Alcalde había dado a la ciudad y, a pesar de que don Manuel había declinado todo homenaje hacia su persona, ellos deseaban que esta fiesta fuese, además de una inauguración, un homenaje al alcalde.
El gran evento dio comienzo a las 10:30 de la noche del 2 de octubre. En él, se habían dado cita las más distinguidas familias de la localidad, y muchas de Salamanca, además de representantes de prensa. Una semana antes, se habían reservado los 175 cubiertos que por valor de 12 pesetas había disponibles para la cena americana. Entre los asistentes, se encontraban los directivos del PNT.
El menú, que fue servido en una vajilla de época, consistió en Entremeses variados, consomé frío o caliente, tournedós Enrique II, filetes de lenguado [con] salsa holandesa, perdiz asada [con] salsa crema, ensalada, bananas al Kirsch, frutas y queso, café moka. Durante la cena se vivió un emotivo momento cuando en la mesa de los periodistas, estos alzaron sus copas y brindaron a una: ¡Por el Buen Alcalde! [18]
Fiesta de inauguración del Parador |
La velada fue amenizada por el sexteto salmantino Jazz-Band, que actuó bajo la dirección de Gerardo Gombau y cuya contratación ascendió a 5.000 pesetas. La cena fue a la americana, bailándose entre plato y plato y al final de la misma se celebró un animadísimo baile. Para que la fiesta tuviera un sello de selección, las señoras debían vestir trajes de noche y los caballeros de etiqueta u oscuro.
Para los mirobrigenses que no pudieron asistir a la cena se celebró una verbena en los patios del castillo.
La explotación del hotel, fue arrendada por Leandro Esteban, quien durante muchos años había sido cocinero en el express de lujo Lisboa - París. Contaba con un cocinero madrileño, dos camareros, dos ayudantes y dos camareras. Doy por hecho que esta diferenciación por sexos es motivada a que, en el caso de las mujeres, eran camareras de pisos, es decir, quienes se encargaban de la limpieza de las habitaciones.
Nada más cruzar el umbral, en el pequeño hall de entrada, colgaban de las paredes cuadros del pintor mirobrigense Enrique García Medina, abuelo del también pintor Carlos García Medina. Contaba con un comedor y un salón social, además de la cocina, instalada en el sótano, servicios higiénicos y pequeñas terrazas que serán habilitadas enseguida para tomar el sol en ellas. En ese momento, se trabajaba para habilitar un pequeño casino de concurrencia limitada [19], el cual, según he observado en noticias posteriores, debió estar dispuesto al poco tiempo.
En sus inicios, la hospedería contaba con 11 habitaciones. Excepto dos ellas, que tenían baño independiente, el resto compartían un único baño. Todas contaban con calefacción central, camas de metal de tipo moderno para la época, mesillas de noche, agua corriente caliente y fría, armario empotrado, un escritorio, un butacón y lujosa ropa de cama.
Habitación del Hotel del Castillo (Entre 1930 y 1936) Foto: Otto Wunderlich |
Los precios que se ajustaron para la pensión Completa en habitación con baño fueron de 10 pesetas diarias para los huéspedes fijos, 12 para los viajantes y 15 para los corrientes, es decir, turistas de paso. El precio del cubierto, tanto para almuerzo como cena sin alojamiento, era de 5 pesetas.
Anuncio publicado en Tierra Charra |
Sala de Baile y al fondo el comedor- 1929 - Foto Pazos |
El 8 de noviembre de 1930, el presidente y el director del patronato del Museo renuncian a la cesión de parte del castillo [24], al mismo tiempo, solicitan al ayuntamiento la cesión del alcázar al PNT. Reunida la corporación municipal en pleno extraordinario, se decide por unanimidad hacer la cesión de una parte del castillo, a excepción del museo que continuaría en propiedad del patronato del mismo [25].
Pocos días antes, don Manuel Sánchez Arjona, alcalde de Ciudad Rodrigo y miembro de la patronal del Museo Regional, en uno de sus viajes a Madrid se había reunido con el señor Sangróniz, secretario general del PNT con el fin de continuar estudiando las bases por las que dicha entidad debía quedarse con el Hotel del Castillo. El señor Sangróniz le hizo saber al alcalde mirobrigense que la hospedería les había causado una muy buena impresión, por lo que tras haber tratado el asunto de su adquisición en una Junta, todos los consejeros habían visto con buenos ojos que el Hotel del Castillo de Ciudad Rodrigo pasase a pertenecer al PNT.
En dicha reunión, se acordó que a finales de ese mismo mes de noviembre o primeros de diciembre vendrían a Ciudad Rodrigo los arquitectos para la tasación de las obras hechas en la adaptación a hospedería y, probablemente entonces, se realizaría el traspaso una vez que el Patronato pagase la tasación que hicieran los arquitectos. El Museo Regional, seguiría funcionando, tal y como estaba constituido, y en el hotel, se aumentaría el número de habitaciones [26].
Fue el 28 de febrero del año siguiente cuando, mediante escritura pública y ante el notario de Ciudad Rodrigo, don Carlos Mendigudica y Carreche, se otorgó la cesión de los derechos del ayuntamiento sobre el alcázar al PNT. La escritura fue otorgada por el alcalde, que en ese momento era don Santiago Martín García, a don Francisco Hernández Caamaño como representante del PNT [27].
Desde que se produce dicha cesión, el hasta entonces llamado Hotel del Turismo u Hotel del Castillo, entra a formar parte de la red hotelera del estado convirtiéndose en Parador. De esta forma, el Comité Directivo del Patronato pretendía, junto con el recién adquirido en Mérida, completar el servicio de las principales carreteras que conducían a Portugal [28]. Cabe destacar que, el de Ciudad Rodrigo, fue uno de los primeros cinco Paradores de la PNT junto al de Gredos, Oropesa, Úbeda y Mérida.
A pesar de que la primera reforma, así como el acondicionamiento del castillo, fueron promovidas por el alcalde don José Manuel Sánchez Arjona, una vez otorgada la cesión, el PNT realizó un ligero acondicionamiento, cuyas obras terminaron en junio de 1931 [29]. Además de unas obras menores, centradas sobre todo en temas decorativos, como la creación de grandes chimeneas en algunas de sus estancias en un intento de emular los banquetes medievales [30], se abrió una nueva puerta de acceso en la fachada norte del alcázar, dejando la puerta original - fachada este - relegada a puerta de carruajes [31]. En 1710 el acceso a la fortaleza se producía por la mencionada fachada de la parte este, para ello, era necesario salvar un puente y un pequeño foso exterior que daba paso a un segundo recinto de murallas de forma redondeada que se ha perdido en la actualidad debido al desarrollo urbano de la ciudad.
Acceso norte. Foto de 1960 |
En estas fechas y desde hacía poco tiempo, el castillo ya no albergaba el Museo Regional. Espacio que se aprovecharía para dar mayor amplitud al alojamiento, con la creación de unas 14 nuevas habitaciones [32]. Con dicha ampliación se pretendía tener capacidad para alojar a grupos de turistas más grandes, que serían atraídos a la ciudad por el PNT.
El sitio conocido como El Teso, sería allanado para convertirlo en jardín, para cuya creación se destinarían 25.000 de las 100.000 pesetas que supondría el total de las obras [33]. También desaparecería la buñolería, de reciente creación, que se ubicaba en la parte alta del mencionado teso y que afeaba la vista, y una amplia carretera, uniría la calle Juan Arias con el Hotel, cuya entrada sería ampliada.
Una vez finalizada la guerra civil, desapareció el PNT, que había sido creado por el estado en 1928 y contaba en ese momento con 17 establecimientos, y el Servicio Nacional del Turismo se transformó en la Dirección General de Turismo (1939-1951).
Se había solicitado al Ministerio de Guerra la cesión de los cuerpos de guardia que existían en la muralla, junto a la puerta principal del castillo, con el fin de convertirlos en garajes para uso de los turistas [34]. También se le había solicitado permiso para llevar a cabo la demolición del almacén y la casa que hasta ese momento existían adosados al foso del castillo y tanto le afeaban. Finalmente se ampliaría la plaza del Castillo, ubicada entre el hotel y el colegio que en ese momento se hallaba en construcción y que se llamaría Los Sitios, en conmemoración a los avatares en que se vio envuelta la ciudad durante la guerra de la Independencia. Las obras mencionadas, dieron comienzo solo unos días después de la visita, concretamente, el lunes 11 de noviembre de 1935 [35].
Desconozco la duración de las mencionadas obras, aunque debieron prolongarse algunos años, pues el 2 de julio de 1939, El Adelanto publicaba en una nota de sociedad que al hallarse aplazadas las obras de reforma, - sin hacer referencia a motivo alguno ¿quizá la guerra civil? - el maestro de las mismas y su familia partían para Huesca [36].
Puerta Norte, abierta en 1931 - Fotografía del año 1934 |
Una vez finalizada la guerra, con el despegue del turismo, surgió la necesidad de ampliar los Paradores existentes. En esa época, el de Ciudad Rodrigo, contaba ya con 18 habitaciones.
En 1954 se llevó a cabo otra ampliación, para ello se construyó un anexo de nueva planta en la parcela colindante. Este nuevo edificio, se conectaba con el alcázar con un patio central [37]. Tras esta ampliación, el número de habitaciones pasó de 38 a 58 [38].
Durante casi cien años el alcázar ha sufrido sucesivas reformas, que han ido cambiando la configuración inicial del establecimiento hotelero, la última de gran envergadura, en 1998 cuando el establecimiento recupero su entrada principal por la puerta original del alcázar, la de su fachada este.
[2] El Adelanto, Núm. 13614, 25 de septiembre de 1928, pág. 8.
[3] El Adelanto, Núm. 13822, 28 de mayo de 1929, pág.4.
[4] Tierra Charra, Núm. 55, 21 de octubre de 1928, pág. 6.
[5] El Adelanto, Núm. 13639, 24 de octubre de 1928, pág. 6.
[6] Tierra Charra, Núm. 57, 4 de noviembre de 1928. [7] Tierra Charra, Núm. 81, 21 de abril de 1929, pág. 6.
[8] El periódico Tierra Charra, del 31 de diciembre de 1929,describe el acto como el Acontecimiento del año.
[9] Tierra Charra, Núm. 74, 3 de marzo de 1929, pág. 13.
[11] Tierra Charra, Núm. 70, 11 de agosto de 1929.
[12] El Adelanto, Núm. 13156, 5 de abril de 1927, pág. 5.
[13] El Adelanto, Núm. 13698, 1 de enero de 1929, pág. 11.
[14] Tierra Charra, Núm. 120, 19 de enero de 1929, pág. 5.
[15] El Adelanto, Núm. 13935, 6 de octubre de 1929, pág. 5.
[16] En ese momento, las obras estaban ya muy adelantadas y se habían finalizado las del comedor, el salón, el hall y algunas de las habitaciones. De ellas se hace referencia en: El Adelanto, Núm. 13923, 22 de septiembre de 1929, pág. 2. // El Adelanto, Núm. 13927, 27 de septiembre de 1929, pág. 3. [17] El Adelanto, Núm. 13930, 1 de octubre de 1929, pág. 4. [18] El Adelanto, Núm. 13933, 4 de octubre de 1929, pág. 3. [19] El Adelanto, Núm. 13822, 28 de mayo de 1929, pág.4. [20] El primero se celebró el miércoles 9 de octubre de 1929. El Adelanto, Núm. 13941, 13 de octubre de 1929, pág. 8. [21] El Adelanto, Núm. 14035, 1 de febrero de 1930, pág. 4. [22] Tierra Charra, Núm. 138, 1 de junio de 1930, pág. 6. [23] El Adelanto, Núm. 14129, 24 de mayo de 1930, pág. 6. [24] AHMCR, Actas Municipales, sesión extraordinaria del 8 de noviembre de 1930. [25] El Adelanto, Núm. 14276, 12 de noviembre de 1930, pág. 7. [26] Tierra Charra, Núm. 160, 2 de noviembre de 1930, pág. 9. [27] El Adelanto, Núm. 14370, 4 de marzo de 1931, pág. 8.
[29] RODRÍGUEZ PÉREZ, Mª José: La red de alojamientos turísticos del Estado. Génesis y desarrollo (1928-1940), Instituto de Turismo de España, pág. 230.
[30] RODRÍGUEZ PÉREZ, Mª José: La rehabilitación de construcciones militares para uso hotelero: La red de Paradores de Turismo (1928-2012), (Tesis) 2013, pág. 522.
[31] Nota del A. En la reforma del 1998, el arquitecto Carlos Fernández Cuenca devolvió a la puerta original su función, relegando la puerta creada por el Patronato Nacional del Turismo a acceso secundario.
[32] Miróbriga, Núm. 694, 10 de noviembre de 1935, pág. 2.
[33] Miróbriga, Núm. 697, 1 de diciembre de 1935, pág. 3.
[34] El precio que se fijó para estas plazas de garaje, ubicadas en el antiguo foso, fue de 3 pesetas diarias.
[35] Miróbriga, Núm. 695, 10 de noviembre de 1935, pág. 3.
[36] El Adelanto, Núm. 16938, 2 de julio de 1939, pág. 5.
[37] RODRÍGUEZ PÉREZ, Mª José: La rehabilitación de construcciones militares para uso hotelero: La red de Paradores de Turismo (1928-2012), (Tesis) 2013, pág. 510.
[38] Ibidem, pág. 506.
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