Ir al contenido principal

Edificios desaparecidos: El palacio del conde de las Amayuelas

La plaza de Amayuelas recibe su nombre por un palacio, hoy desaparecido, que se ubicó en ella y era propiedad del conde de Amayuelas. Parte del palacio ocupaba el espacio que hoy ocupa la que fue oficina de turismo de la Junta de Castilla y León, hoy cerrada, y otra parte sería soterrada en la ampliación de la muralla. 

De este palacio, que fue construido en el siglo XVI, en la actualidad solo queda, al menos al descubierto, una escalera de caracol íntegra y parte del muro de fábrica, ambos fueron descubiertos en noviembre de 2018 durante unas obras que se llevaban a cabo en el adarve de la muralla. Según se puede apreciar en estos restos, la escalera, con ventana aspillera, contaba con una pasarela que comunicaba con el adarve, lo que hace suponer que podía tratarse de una torre de vigilancia y defensiva. 

Se cree que el palacio fue destruido durante la guerra de la Independencia, en los ataques por la Brecha Chica. Posteriormente se construyó en parte de ese espacio, la rampa de acceso a la muralla, hoy también desaparecida, pero aún la podemos observar en algunas fotografías antiguas de la zona. Si bien, anteriormente ya había existido otra rampa de acceso a la muralla que estuvo ubicada junto a la bóveda que en la actualidad de utiliza para el paso de peatones.  

No fue hasta el año 1954 cuando dieron comienzo las obras para la apertura de la puerta grande, que se ha convertido en el acceso principal de vehículos al recinto amurallado, Durante estas obras fue cortada la rampa en el lugar donde en 2018 aparecieron los restos del palacio. En ese momento se extrajeron bastantes piedras talladas pertenecientes al palacio, algunas de ellas fueron llevadas al claustro de la catedral. 


Parte del espacio que ocupó el palacio, en la foto terraplén de acceso a la muralla, hoy desaparecido

Sin embargo, podemos saber mucho más de este palacio gracias a la información que de él se recoge en el Catastro de la Ensenada. En el momento de la realización del Catastro, 1750, este palacio se utilizaba como cuartel, ya que debido a su gran tamaño era capaz de dar cabida a un batallón, en concreto  al segundo batallón de Toledo. 

Ocupaba una superficie de 82 varas cuadradas, lo que equivaldría a 68.54 metros superficiales cuadrados. Su fachada principal, la que daba a la plaza que lleva su nombre, tenía 36 varas y dos pies de largo (30.69 m.), por 24 varas y 11 pies de alto (23.41 m.) hasta la cornisa, que era de sillería bien labrada. 

En esta fachada se observaban tres respiraderos en el piso subterráneo, tres rejas en el primero, dos balcones y una ventana en el segundo y cuatro ventanas más pequeñas en el tercero. Mirando de frente su fachada, se podía advertir que había un añadido en la parte baja, se trataba de un cuerpo de habitación de menor altura. Concretamente, de siete varas y dos pies de ancho (6.45 m.) en su vazío y cavezo y un pie de largo. El techo, que se elevaba sobre el piso unas cuatro varas y un pie (3.64 m.), estaba mantenido y reforzado por cinco por puntales. Sin embargo, el suelo, que era empedrado, estaba medianamente tratado. La estancia contaba para su ventilación con cuatro pequeñas ventanas, la mayor de ellas no excedía una vara y un pie en cuadro (1.13 m. cuadrados). En el patio bajo del cobertizo existía un pozo inmediato a la escalera, que en 1750 servía únicamente para la limpieza. 

Bajada de la muralla por el hoy desaparecido terraplén en el espacio que ocupó el palacio

Los muros principales del palacio tenían un grosor de una vara y media, (1.25 m.) y la puerta, que medía casi tres varas y un pie cuadrado, debía estar en mal estado en 1750, pues en el Catastro se indica que debía repararse. Nada más cruzarla nos encontrábamos con el zaguán, que medía seis varas y dos pies de ancho (5.60 m.), por 82 pies (casi 25 m.) de largo y contaba con techo de vigas de madera. A la izquierda, había una puerta, por la que se accedía subiendo cuatro escalones, para dar a una entresuelo casi cuadrado que tenía el mismo ancho que el zaguán, en ese momento se utilizaba como cuarto para el oficial de piquete y, según el Catastro, estaba en buen estado. 

Desde el zaguán también se accedía a un corredor o pasillo, mantenido por pilares con arcos rebajados que medía cuatro varas de ancho (3.34 m.). En esa misma planta se encontraban el patio y las cocinas. Estas últimas medían 27 varas de largo (22.57 m.) y contaban con ocho fogariles. 

A la derecha del patio, estaba el cuerpo de guardia, de nueve varas de largo (7.52 m.), por cuatro de ancho (3.34 m.). Este contaba con poca ventilación y su puerta se encontraba en mal estado. A la izquierda, lo primero que se encontraba era una estancia de 13 varas y un pie y medio de largo (11.17 m.), por seis varas y dos pies de ancho (5.61 m.). Este cuarto contaba únicamente con una ventanilla de una vara cuadrada que se encontraba en mal estado, al igual que el pavimento. Su puerta se aparta del terraplén, la pared de este, quatro varas, formando un callejón; tiene una ventana que da al patio bajo del corredor.

Se subía al segundo piso a través de una escalera a ramos, de vara y un pie y medio de ancho (1.28 m.), de muy buena sillería. Una vez en la segunda planta, se accedía a un corredor de cuatro varas de ancho (3.34 m.) y 27 de largo (22.57 m.). Su pavimento, que era de ladrillo, en la época del Catastro necesitaba repararse por estar maltratado, que aún se descubren por partes tablas. A mano izquierda, tras bajar cuatro escalones que en ese momento necesitaban reparación, se accedía a una cuadra de la misma longitud y ancho que la de la izquierda de la planta inferior y el referido añadido cuerpo. Su techo tenía tres varas y dos pies de altura (3.10 m.), la puerta necesitaba un cerrojo y el suelo de ladrillo, debía repararse en muchas partes. Las dos ventanas que miraban a la plaza, estaban en buen estado, no como la más pequeña, que daba al corredor, y necesitaba alguna reparación.

Desde el corredor se accedía también a un salón que medía de largo lo mismo que el corredor. Se había dividido hasta la mitad de su altura por un tabique para mayor comodidad de la tropa que lo ocupaba. Medía de altura cuatro varas y media (3.76 m.). El techo, labrado de buena madera, se encontraba en buen estado, al igual que el pavimento de ladrillo y sus puertas y balcones, que son los descritos anteriormente cuando se trató la segunda planta de la fachada. Tan solo una de las puertas necesitaba ponerle cayadillas. 

Desde la escalera, al frente del corredor, se encontraba un portal de piedra de buena sillería de tres varas de alto (2.50 m.) y una y dos pies de largo (1.43 m.), por donde se accedía a una escalera de caracol construía también con buena sillería, a través de la cual se comunicaban todas las habitaciones desde el primer piso. 

A mano izquierda se entraba a un cuarto casi cuadrado que medía siete varas (5.85 m.) y era testero del salón, con él se remataba el edificio en esta planta. Su puerta, se encontraba en buen estado, contaba con una ventana en ángulo a la que le faltaban cayadillas, por lo que no tenía buena ventilación. 

Plaza de Amayuelas vista desde el lugar que ocupó el palacio


El corredor hacía un retorno en ángulo recto, que medía de largo 11 varas y dos pies (9.80 m.), estaba bien acondicionado a excepción del bastidor de la puerta, que había que reparar y ponerle una cerradura con llave. Al extremo de la porción del corredor había un portal a mano izquierda, de buena sillería aunque ya le faltaba la madera, por él se accedía a un cuarto de 13 varas de largo (10.87 m.) por siete de ancho (5.85 m.). Su techo se encontraba en buen estado, el suelo en mediano y su ventilación consistía en tres reducidas ventanas. Por él se accedía al tercer piso mediante la escalera principal, que constaba de dos ramos. 


Una vez en el tercer piso, nos encontraríamos con el desván, que por la parte exterior y donde remataba la vertiente contaba con dos varas de alto (1.67 m.). Su pavimento estaba bien enladrillado, pero el tejado, sobre tablas y rollizos, necesitaba repararse. Tenía tres ventanillas de vara en cuadro (83 cm. cuadrados), sin puerta y con sus bastidores en mal estado. 


Desde el desván se accedía a un cuarto inmediato a la escalera, que se ubicaba sobre el salón de la segunda planta, medía 11 varas y dos pies de largo (9.80 m.) y tres varas y un pie de alto (2.80 m.). Su techo estaba bien envigado con arista viva y la ventilación de la estancia se hacía a través de la ventana que daba a la plaza. Su puerta necesitaba de llave para poder cerrarla. 


A continuación, seguía otro cuarto, cuyo techo y suelo y medias eran como los del anterior, contaba con dos ventanas y a la puerta le faltaba la cerradura, así como necesitaba al reparación de su bastidor. 


Por la testera del corredor, a mano izquierda, se accedía a otro cuarto con dos ventanas, una más reducida que la otra, pero el resto de descripciones serían iguales a las anteriores. La viga maestra inmediata al muro de separación se encontraba apuntalada por haberse roto y necesitaba una nueva, así como poner llave a la puerta y repararse una corta porción del enladrillado del suelo. 


Entrando a mano derecha se accedía a otro cuarto que estaba en ángulo recto con la tirantez del salón y correspondía sobre él las ventanillas. Tenía de largo 16 varas y un pie (13.67 m.), el suelo y el techo eran como los del salón anterior, tenía dos ventanas para su ventilación, que junto con la puerta necesitaban que se reparase su carpintería. 


El mencionado desván, al igual que el pasillo, hacía otro retorno a la entrada, que era habitado por la tropa como el comedor de la planta de abajo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Historia de la Casa de Santa Cruz y Santa Elena (en Lista Roja del Patrimonio)

El 28 de julio de este año se añadía otro edificio mirobrigense a la lista Roja del Patrimonio, se trata de la casa de la Cofradía de Santa Cruz y Santa Elena, ubicada en la calle Estacadilla, junto a la muralla de la ciudad. Esta lista recoge aquellos elementos del Patrimonio cultural español que están en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. Añadiéndolos, se pretende darlos a conocer en un intento de protección parar lograr su restauración o consolidación.  Este artículo, es mi granito de arena para dar a conocer su historia.  La casa toma el nombre de la antigua ermita de Santa Cruz y Santa Elena, la cual se ubicó en este mismo lugar. En dicha ermita, que contaba con capellán y cofradía propios, se veneraba con gran devoción la imagen de Santa Elena, cuya festividad se celebraba cada año [1] . Vista del jardín, dominado por la maleza En la segunda mitad del siglo XVI, con el propósito de evitar, o al menos reducir, la gran cantidad de aba...

Leyenda de Ciudad Rodrigo: La Historia de La Coronada

Marina Alfonso, una respetada dama mirobrigense perteneciente a la influyente familia de Los Pacheco, es el personaje central de esta historia. Los documentos de la época nos revelan que era una mujer de notoria belleza y virtud, cualidades que atrajeron la pasión de un rey español que visitó la ciudad. Este monarca se obsesionó con derribar la virtud de Marina, pero ella, firme en su honor, rechazó sus avances reales e ignoró sus amenazas. El rey, inicialmente, intentó seducirla con encanto y elogios, pero ante la firme negativa de la joven y su falta de costumbre a la resistencia, recurrió a amenazas poderosas, insinuando que la familia de Marina podría sufrir su ira. Consciente del peligro que acechaba a su familia, Marina buscó refugio en las páginas de un libro titulado "Máximas del Evangelio, y resumen de la moral cristiana", donde encontró estas palabras sabias: " Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatele; quiere decir, si lo que te es más apreciable y de mayo...

IRUEÑA, una joya arqueológica aún por explorar

Teniendo en cuenta que solo se puede amar aquello que se conoce, desde  Lancera de don Julián  queremos aportar nuestro granito de arena para dar a conocer esta joya vetona, pues conocerla resulta un requisito esencial para que en yacimientos ubicados en medios rurales, como es el caso del castro de Irueña, se puedan desarrollar las estrategias de investigación, protección y difusión que merecen.  Los vetones fueron los habitantes prerromanos de las tierras situadas por el Sistema Central, ocupando prácticamente la totalidad de la provincia de Ávila, buena parte de las de Salamanca y Zamora, el sector oriental de la provincia de Cáceres, el occidente toledano y la zona del noroeste portugués.  Algunos historiadores romanos, como Livio y Apiano, los presentan como un pueblo de vida sobria y carácter guerrero que participaba en los continuos enfrentamientos bélicos, junto al resto de pueblos celtíberos, durante los dos primeros siglos de la conquista romana.  Lo...